No habrá más penas ni olvidos (Héctor Olivera, 1983)
Muy buena sátira sobre los años previos a la dictadura del 76 que tiene como protagonista el duelo entre peronistas de izquierda y de derecha en un ficticio micropueblo perdido en la Provincia de Buenos Aires. Un elenco muy renombrado de gente haciendo el papel para el que nacieron (Ranni de facho, Luppi de corajudo, julio de grazia de boludo, ulises dumont de... ulises dumont) y con una cantidad increíble de muy buenas puteadas.
| Gelbard, la historia secreta del ultimo burgues nacional (2006, María Seoane) Sobrio pero interesante recorrido por este representante de la burguesía peronista que quería realizar el sueño del general de la armonía entre clases y de una industria nacional. Desde su vida en Polonia hasta su muerte en el exilio estadounidense. |
La fiaca (Fernando Ayala, 1969)
Un medio pelo argentino que trabaja en una gris oficina decide un día no ir a trabajar porque tiene fiaca. Aprovecha para hacer todo aquello que su alienante vida no le permite, recupera ilusiones de niño y vuelve a soñar con una vida menos monótona y angustiante. Su grito de libertad no puede ser apaciguado por los desesperados intentos de su madre (la ya vieja Lidia Lamaison) y su esposa (la aburrida, siempre, Norma Aleandro) y de hecho contagiará con su aura de soberanía a un tímido compañero laboral. Pero la alegría no va a durar mucho, el sistema va imponiendo poco a poco su peso y a medida que pasan los días el fiacoso y su camarada se van resignando a su destino de meros engranajes del sistema. Muy buena idea original, algunos buenos diálogos pero espantosas (hipersobre)actuaciones , bueno , más que nada de Norman Brisky que arruina la película, de todas maneras merece verse.
Un medio pelo argentino que trabaja en una gris oficina decide un día no ir a trabajar porque tiene fiaca. Aprovecha para hacer todo aquello que su alienante vida no le permite, recupera ilusiones de niño y vuelve a soñar con una vida menos monótona y angustiante. Su grito de libertad no puede ser apaciguado por los desesperados intentos de su madre (la ya vieja Lidia Lamaison) y su esposa (la aburrida, siempre, Norma Aleandro) y de hecho contagiará con su aura de soberanía a un tímido compañero laboral. Pero la alegría no va a durar mucho, el sistema va imponiendo poco a poco su peso y a medida que pasan los días el fiacoso y su camarada se van resignando a su destino de meros engranajes del sistema. Muy buena idea original, algunos buenos diálogos pero espantosas (hipersobre)actuaciones , bueno , más que nada de Norman Brisky que arruina la película, de todas maneras merece verse.
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